Un futbolista de la tercera división de Guatemala trascendió por haber simulado el fin de semana una agresión con una cáscara de naranja. Esta la recogió del césped en un partido jugado en la ciudad de Ayutla, San Marcos, fronteriza con México.
Se trata de" target="_blank" rel="noreferrer noopener"> Wilfredo Ramos Pérez, del deportivo Batanecos, quien durante el partido contra el deportivo San Lorenzo Jogofoot, intentó engañar sin éxito al árbitro al tomar una cáscara de naranja que previamente había arrojado alguien de la grada y dirigirla hacia su rostro para simular una agresión del público local.
a jugada, eternizada en la transmisión de la página de Facebook del equipo de San Lorenzo Jogofoot, llamó la atención de medios locales e internacionales, como el Chiringuito, The Guardian o ESPN.
Le gritan al jugador
Desde la tribuna la gente, testigo de la simulación, gritó: «Está engañando» y «ridículo». Mientras los compañeros del Batanecos y del rival San Lorenzo se agolpan alrededor del futbolista que permanecía tendido en la cancha.
El administrador de la página de Facebook del deportivo San Lorenzo, narrador y editor de los videos, Job Recinos, dijo a Efe que, incluso, no quiso narrar la acción «porque nos pareció que no tenía importancia y era vergonzozo».
Durante la transmisión, Recinos relató, una vez incorporado el futbolista y reanudado el juego: «El partido momentáneamente suspendido. Y ojalá que el árbitro pueda enmendar estas actitudes. Aquí está grabado el gran show, aquí está grabado y va a salir en la página de Batanecos, que se está colgando en la señal».
El propio equipo San Lorenzo publicó posterior al partido, que concluyó 3-1 a su favor, una serie de «memes» sobre la simulación de Wilfredo Ramos.
Los medios locales se hicieron eco del engaño e incluso presentadores como el español Josep Pedrerol, de La Sexta, criticó la jugada como «la actuación más lamentable que hemos visto en el deporte», practicada por «un actor malo».
Recinos, el administrador de las redes sociales de San Lorenzo, agregó que la gente incluso había nombrado al objeto con el que intentó engañar el futbolista como «la cáscara asesina».
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