Conoce la historia de Dulce Chuva Vicente, de 32 años y originaria de Guatemala, quien se encuentra abordando la crisis migratoria en Nueva York.
Dulce Chuva Vicente, de 32 años y originaria de Guatemala, está en la vanguardia de abordar la crisis migratoria en la ciudad de Nueva York. Llegando a Staten Island a la edad de 4 años, ella ejemplifica la experiencia del inmigrante, impulsada por la búsqueda de una vida mejor y el "sueño americano". El viaje de su familia a los Estados Unidos, liderado por sus padres, refleja las aspiraciones de muchos que buscan un futuro más brillante.
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Los recuerdos más tempranos de Dulce Chuva Vicente están arraigados en Staten Island, que ella considera su verdadero hogar. Asistió a la Escuela Immaculate Conception R.C. y a la Academia de Notre Dame High School, sentando las bases de su viaje educativo. Se graduó con títulos universitarios en ciencias políticas y escritura creativa/bellas artes de Brooklyn College y más tarde obtuvo una maestría en trabajo social con un enfoque en salud mental de Boston College.
Trabajando en Boston al comienzo de la pandemia de COVID-19, Chuva Vicente enfrentó una decisión difícil. Los problemas de salud de su padre y la imposibilidad de ver a sus padres debido a su trabajo en el hospital la llevaron a regresar a sus raíces en Staten Island. Sabía que esto le proporcionaría un mejor acceso a su familia.
En búsqueda de la esperanza para los migrantes
La chapina reside en Arrochar y es madre de una niña de 5 meses, Kenna. Trabaja como coordinadora de programas en Connected Care en Project Hospitality. Su rol implica conectar a personas, incluyendo a aquellos sin estatus legal permanente, personas sin hogar y aquellos que luchan con el abuso de sustancias, con servicios esenciales.
"Como trabajadora social, realizo revisiones de bienestar y conecto a las personas con servicios dentro y fuera de Project Hospitality", explica Chuva Vicente.
También dedica parte de su tiempo a ayudar a los migrantes en el proceso de asilo, asegurándose de que accedan a los servicios necesarios para salir del sistema de refugio. Sus responsabilidades incluyen vincular a los migrantes con proveedores de atención médica, especialmente a mujeres embarazadas que requieren exámenes ginecológicos. Además, los guía hacia despensas locales, comedores comunitarios y servicios de salud mental. ¡Que orgullo!