9-11 | La experiencia del día más gris en la historia de Nueva York contada por un guatemalteco

Era martes 11 de septiembre de 2001, y la actividad cotidiana matutina en Nueva York transcurría normal. Ahora a esa fecha se le conoce como 11S o 9-11 en EEUU.

La mayoría de personas estaban ya en sus trabajos cuando a las 8:48 horas la confusión empezó a apoderarse de quienes transitaban o residían a los alrededores de bajo Manhattan. 

Una nube de humo y fuego cubría la parte alta de una de las torres gemelas del World Trade Center (Centro Mundial de Comercio).

Se trataba del impacto de un avión que había sido estrellado en el rascacielos situado al norte. 

A los pocos minutos (9:06), la segunda torre también fue atacada por otra aeronave comercial. De un momento a otro los noticieros reportaban más atentados en Washington, Pensilvania y otras lugares.

De acuerdo con las investigaciones de las instituciones de seguridad y justicia de EE. UU., se trató de ataques terroristas islamistas, los cuales acabaron con la vida de cerca de 3 mil personas, dejando caos, pánico y mucho dolor en quienes habitan la Unión Americana. 

11S, para no olvidar

El guatemalteco Marvin Estrada, residente en Nueva York desde los años 80, relata a Chapín en USA la experiencia de aquel día gris en el que ocurrió lo que se considera una de las peores tragedias mundiales .

Es algo demasiado grande y difícil de olvidar”, expresa el chapín de 52 años al empezar la entrevista.

Trabajaba en construcción en un área entre Queens y Long Island.

Ese día llegamos a las 7 de la mañana, un rato después en el apartamento donde estábamos con otro compañero veían las noticias de un incidente en una de las torres gemelas. Al principio, se pensaba que por accidente un avión había chocado”, recuerda. 

El grito de una mujer que estaba en la residencia los alertó.

Habían impactado el otro edificio, y todo parecía deberse a una guerra o un ataque terrorista. Tratamos de calmar a la señora y le dijimos que el trabajo debía paralizarse, pues lo que venía era el cierre de vías”. 

Todo se paralizó en Nueva York

Salieron del lugar a las 11 de la mañana, y él logró llegar a su casa hasta las 6 de la tarde, pues efectivamente todo estaba cerrado. 

Solo funcionaban algunos metros locales y todas las demás salidas y entradas estaban clausuradas”, explica. 

Agrega que era impactante ver cómo esas grandes edificaciones, que podían verse desde los cuatro puntos cardinales de Nueva York, ahora eran montañas de humo y cenizas. 

La comunicación era irregular, no funcionaban los teléfonos y la señal de la televisión era inestable, todos se aliaron de la radio para informarse.

En ese tiempo lo que más se usaba eran los beepers, los cuales sonaban a diestra y siniestra. 

Estrada menciona que la mayor preocupación era saber si la familia y los amigos estaban bien, porque muchos trabajan cerca de donde se suscitó todo. 

“Fueron horas muy difíciles”, afirma mientras se le hace un nudo en la garganta y se quiebra. Detrás de esas lágrimas hay una historia muy triste relacionada con un familiar, la cual se limita a decir que no contará.

Con los ojos aún vidriosos explica que los días posteriores fueron de mucho movimiento policial, militar y otras fuerzas de seguridad.  Se veía al Ejército en las calles y la gente no salía de las casas.

El confinamiento por la pandemia hizo recordar esos días”, resalta. 

Los vuelos fueron suspendidos, y por algunos días nadie podía salir ni entrar a la Gran Manzana. Las estaciones de metro, vías de tránsito y todo Manhattan fue resguardado. 

Cerca de donde vivía detuvieron a tres supuestos involucrados en los hechos. Había un movimiento extremo de fuerzas armadas. No se podía tomar fotos o videos, pues todo era considerado como un acto sospechoso”, relata. 

Desconfianza total

Los días fueron pasando y fue instituída seguridad extrema. En las calles y estaciones de transporte y en la ciudad hacían inspecciones a quienes cargaran mochilas o bolsas grandes. 

Aún lo hacen, hay policías encubiertos y otros uniformados que se encargan de eso. 

Para viajar se deben pasar varias barricadas de seguridad en los aeropuertos. En ese tiempo la confusión se apoderó de todo, ahora sí hay capacidad de reacción ante cualquier eventualidad”, puntualiza el guatemalteco.Dos décadas de la tragedia del 11S

Han pasado 21 años de ese acontecimiento, y sigue vigente el dolor de quienes perdieron a un ser querido ese día. 

El distrito financiero donde se ubicaban los edificios, considerados los más altos del mundo, en su momento, fue reconstruído y ahora alberga un memorial donde se visualiza el nombre de las víctimas. En ese lugar los familiares dejan flores y notas, también se abrazan y lloran.

El One World Trade Center es ahora el edificio más alto de Nueva York. Miles de turistas llegan hacia él queriendo imaginar cómo era ese espacio antes del 11S. Visitan el memorial plaza y recorren el museo. 

Antes de retitarse del lugar respiran profundo, se quedan en silencio y pierden la mirada entre los nuevos rascacielos, como queriendo recordar cómo vivieron ese caos mundial.