Un área de Mayfield, en Kentucky, resultó seriamente afectada el pasado viernes 10 de diciembre, derivado de un tornado.
Mientras se espera que se produzca el «milagro» de encontrar con vida a alguien bajo los escombros de la fábrica de velas de Mayfield, los vecinos de esta ciudad de Kentucky salieron el domingo 12 de diciembre pasado a limpiar las calles, quizá con el deseo de que el trabajo les ayude a superar la conmoción sufrida por el mortal tornado del viernes anterior.
Se trata de un domingo de limpieza, pero en esta ocasión fuera de casa, de salir a las calles a retirar toneladas de escombros, y a hacerlo con el mejor ánimo posible.
Beth Scarborough dijo que, aunque fue algo «inimaginable», fue como si de improvisto hubieran «pasado por una guerra y hubieran lanzado bombas en la ciudad», la sensación es que podrán superar esta situación.
«Vamos a sobrevivir, vamos a reconstruir y regresaremos más fuertes», dijo.
Poderoso tornado
La limpieza ocurrió 36 horas después de que un poderoso tornado pasara por la mitad de la ciudad y derrumbase innumerables edificios, entre ellos la fábrica de velas en la que se teme que haya 70 personas bajo los escombros.
El de Mayfield fue uno de los más de 30 tornados que en la noche del viernes afectaron a media docena de estados del país, como Arkansas, donde murieron dos personas; Tennessee, donde el saldo parcial es de cuatro muertos; e Illinois, donde el tejado de un almacén de Amazon se derrumbó, causando la muerte a seis personas.
Trabajo voluntario
A la tarea de recuperación se sumaron este domingo decenas de personas que, agrupadas en pequeñas cuadrillas de trabajo, se afanaban en cortar árboles y postes de la luz caídos y apilar junto a las aceras los restos de lo que en algún momento fue un edificio.
Uno de ellos, Tom Williamson, armado apenas con unos gruesos guantes, explicó que se trata de un enorme reto, pero que por «algún lado había que empezar». En la ciudad hay al menos 10 mil habitantes.
Algunos incluso logran salvar unos pocos muebles de las casas medio derruidas y los subían a unos remolques en una especie de mudanza inesperada.
Uno de los hispanos más veteranos en esta localidad de Kentucky es el mexicano Alfredo González, bien conocido por ayudar al pastor de la iglesia católica St. Joseph, situada en la principal avenida de la localidad.
Su empeño este domingo era buscar agua y cobijas para la comunidad después de haber conseguido unas 50 libras de arroz y 100 de frijoles.