Parque Minerva, un paseo entre árboles y juegos de la infancia en la zona 2
El parque Minerva fue uno de los lugares más visitados entre los vecinos de la ciudad capitalina a a mediados del siglo XX. ¡Conoce su historia!
El Parque Minerva se encuentra ubicado en el Hipódromo Del Norte en la zona 2 de la ciudad capitalina. Durante mediados del siglo XX, el lugar se convirtió en una gran atracción de convivencia y entretenimiento para los vecinos, quienes disfrutaban de reuniones familiares en el campo.
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Conoce la historia del Parque Minerva
Este reconocido parque fue conocido en los siglos XIX y XX como bosque Minerva, y estaba ubicado en la parte posterior del Diamante de Béisbol Minerva y del famoso Mapa en Relieve. En 1881 se construyó el Hipódromo y alrededor del mismo se sembraron árboles de ciprés para conformar un muro natural, el cual permitía un mejor desempeño de los caballos al evitar corrientes de aire bruscas. También había un bonito quiosco y una laguna artificial adornada con una sirena al centro. Con el transcurso del tiempo, el bosque se convirtió en un bello paseo al aire libre, donde se veía a los vecinos disfrutar de “meriendas de campo”.
Durante la presidencia de Jorge Ubico Castañeda entre 1930 hasta 1944. Se construyeron hermosos jardines, con árboles de buganvillas que armonizaban con una pileta de bronce, de la cual sólo se conserva la mitad, y el borde está adornado por ranas. En 1938, se tomaron en cuenta algunas sugerencias plasmadas en la tesis de graduación del ingeniero José Luis Buscayrol, que proponía crear un espacio de juegos para niños, una cancha de fútbol, así como otras para gimnasio y prácticas de básquetbol, y un mejor trazado del parque. La mayoría de las recomendaciones fueron aceptadas, por lo cual se construyó la cancha de fútbol, otro diamante de béisbol más pequeño y un par de piscinas.
A pesar de que el parque que guarda memorias y recuerdos ya no posee la misma popularidad de antes aún puedes disfrutar de él. Además, hoy en día es el fondo de la feria de Jocotenango y otras actividades en los alrededores. ¿Quién no disfrutó del famoso resbaladero gigante o un paseo en el trencito durante sus primeros años? ¡Que nostalgia!