Emprendedores quetzaltecos logran llevar la receta original del postre guatemalteco a paisanos en Estados Unidos
Todas las tardes por las calles de Arlington y Fairfax del estado de Virginia, un carro o una tradicional carreta promocionan los helados artesanales Xelajú, los cuales cada día suman más seguidores por su sabor auténtico al estilo Cabricán, Quetzaltenango.
Detrás de este emprendimiento están las mentes maestras y los corazones chapínes de los esposos Marleny Pérez y Elías Rojas, quienes con gran espíritu empresarial dieron vida al negocio de los postres de carreta, típicos en los departamentos y municipios de Guatemala.
En entrevista con Chapinenusa, Marleny Pérez comparte la historia detrás de esas bolas congeladas de sabor incomparable.
Su abuelo era heladero, y su papá era el ayudante cuando era niño y adolescente.
Al terminar sus estudios de diversificado mi padre se dedicó a la docencia y dejó los helados, pero nunca se le olvidó cómo era esa experiencia de empujar y jalar la carreta, la cual nos la compartía”, afirma Pérez.
Marleny recuerda que el hielo era traído por su abuelo hasta la ciudad de Quetzaltenango y era sorprendente ver los bloques envueltos en viruta. Ella aprendió de primera mano la receta familiar.
Pequeña negociante
De niña vendía chocobananos y helados de bolsita en la escuela, esos eran los primeros signos de que el emprendimiento lo llevaba en la sangre. Al llegar a Estados Unidos hace ocho años, apoyada por su esposo vendió tamales, chuchitos y distintos platillos.
Ahora en conjunto tienen una pequeña compañía de construcción y le dan trabajo a otras personas. Además de la necesidad de probar algo auténtico chapín ideó hacer sus propios helados con la receta original de su abuelo.
“Mi hijo mayor me sugirió la idea, no me animaba porque no contaba con los materiales, pero probé con lo que tenía y me salió. Le pedí a mi padre que me mandara el barril tradicional que se utiliza para hacerlos y lo consiguió. El pedido llegó en octubre del año pasado hasta Virginia, fue un momento muy emocionante”, relata.
Ese día conoció a Antonio y Ana, una pareja emprendedora de Maryland que les ofreció espacio para promocionar los helados. A partir de ese momento, todos los fines de semana llegan a Maryland a vender sus postres fríos, también lo hacen por las tardes en el área donde viven en Virginia.
Mucha gente de otros estados y ciudades como Alabama, New York, Carolina del Norte y Nueva Jersey los busca.
Ahora ya tienen una réplica de aquella carreta que su padre ayudaba a empujar en Cabricán y también un local oficial para surtir sus productos los fines de semana, el cual está cercano a Mega Mart Express en Arlington.
¿Sus sueños?, estos están enfocados en repartir los helados guatemaltecos en una van, similar a las que salen a las calles de todo los Estados Unidos y que anuncian de lejos que el sabor irresistible ha llegado, mientras los niños corren a su encuentro.
“Será similar, pero con detalles chapines y con el auténtico sabor de los helados artesanales de la receta de mi abuelo”, concluye la guatemalteca exitosa.