«La represión contra migrantes fue plan de Honduras y Guatemala», según jesuita
La represión en Guatemala contra miles de migrantes hondureños que pretendían llegar a EE.UU. fue un plan entre el Gobierno de Honduras y el guatemalteco «para quedar bien con la política estadounidense», dijo este miércoles a Efe el sacerdote Ismael Moreno, director de un ente rectorado por jesuitas.
«Lo que destaco en esta experiencia de las caravanas es la respuesta represiva por parte del Ejército y los cuerpos de seguridad del Gobierno de Guatemala, en plena articulación con la política discriminatoria del gobierno de Honduras. Es un aviso que dejan muy claro: las caravanas como método bajo ninguna circunstancia se va a permitir que continúen», enfatizó Moreno.
El religioso hondureño es director del Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (Eric) de la Compañía de Jesús, que tiene su sede en El Progreso, norte de Honduras, ciudad de la que muchos jóvenes se fueron en la caravana del pasado día 15, que fue reprimida y desarticulada por policías y militares en dos días, con palos y el lanzamiento de bombas lacrimógenas.
«En Honduras y Centroamérica, de cara a la realidad mundial, enero del año 2021 ha comenzado con una triste experiencia, la de miles de personas hondureñas que decidieron a partir del 15 huir del país con un método que desde el año 2018 se conoce como las caravanas o éxodos masivos de hondureños y hondureñas, con la familia incluida», subrayó Moreno.
Los hondureños deciden irse a los Estados Unidos por la falta de trabajo y la inseguridad, según testimonios de muchos de los migrantes.
Otro aspecto que Moreno destacó de la caravana que salió el 15 de enero de San Pedro Sula, en el norte hondureño, por el punto aduanero El Florido, fronterizo con Guatemala, es «la desesperación que se descubre en los rostros de las personas y de las familias, de las niñas y niños».
«En este primer punto se anota la vinculación de la realidad de empobrecimiento que se ha vivido en los últimos años, pero cristalizada con la triste realidad de las inundaciones que los dos huracanes (posteriormente tormetas Eta e Iota) dejaron aquí en Honduras en el mes de noviembre pasado», dijo el director del Eric.
En sus rostros de desesperación, los migrantes reflejan que las poblaciones hondureñas perdieron la esperanza en Honduras y van dejando un rastro como de no volver.
«Incluso, hubo una voz que dijo: si me muero en el camino, entiérrenme en el camino, quémenme en el camino, pero no quiero ni si quiera que mi cadáver retorne al país. Esa es la expresión máxima de la tristeza, de la frustración y de la desesperanza», expresó Moreno.
Advertencias
En Guatemala, subrayó Moreno, «se impulsaron y se pusieron en marcha todos los mecanismos mediáticos, represivos, policiales, militares, para dejar constancia que las caravanas van hacer desarticuladas y que cualquier tipo de intento por continuar la emigración, tendrán que hacerlo, de nuevo, individualmente en la oscuridad de la noche y en el anonimato».
Hasta antes de octubre de 2018, cuando salió la primera caravana, con más de 4.000 hondureños, los migrantes se iban poco a poco, con cifras que en principio se calculó en unos 100 diarios, pero que después aumentó a unos 300 o más, según organismos humanitarios.
EFE